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Ejercicio en la tercera edad |
Longevidad y envejecimiento El ejercicio, incluso después de los 50 años, puede añadir años de
salud y actividad a la vida de la persona. Las personas moderadamente sanas, aunque fumen o tengan hipertensión arterial,
tienen menores tasas de mortalidad que las personas menos sanas.Los estudios continúan evidenciando que nunca es demasiado
tarde para empezar a practicar ejercicio, y que incluso pequeñas mejorías en la forma física pueden disminuir de forma significativa
el riesgo de muerte. Simplemente caminar con regularidad puede prolongar la vida en los ancianos. Incluso los pacientes que
deben atenderse en casa pueden beneficiarse de un programa destinado a aumentar la fuerza, el equilibrio, y la flexibilidad.
El entrenamiento de resistencia es importante especialmente para los ancianos, porque es la única forma de ejercicio
que puede retrasar e incluso revertir la pérdida de masa muscular, densidad ósea, y fuerza. Tan solo con la realización de
entrenamiento de resistencia una vez a la semana puede aumentar la fuerza y la agilidad. La adición de ejercicios centrados
en la velocidad y la agilidad puede ser incluso más protectora para las personas mayores. Los ejercicios de flexibilidad despiertan
el crecimiento del músculo y ayudan a reducir la rigidez y la pérdida de equilibrio que acompañan a la edad, facilitando todas
las actividades.
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¡Salud! |
Salud cardiovascular La inactividad es uno de los cuatro factores de riesgo principales de cardiopatía,
junto con el tabaco, el colesterol y la hipertensión. Como todos los músculos, el corazón se hace más fuerte y aumenta de
tamaño como resultado del ejercicio, con lo que puede bombear más sangre al cuerpo con cada latido. El ejercicio no aumenta
la frecuencia cardiaca máxima, pero un corazón entrenado puede bombear más sangre a este nivel máximo, y puede mantenerlo
más tiempo con menos estrés. La frecuencia cardiaca en reposo para las personas que hacen ejercicio es más baja, porque necesitan
menos esfuerzo para bombear la sangre. Para prevenir la cardiopatía, la frecuencia de los ejercicios puede ser más importante
que su duración. El ejercicio incluso ayuda a revertir algunos de los efectos del tabaco. Debe enseñarse en especial a los
niños a hacer ejercicio cada día, para prevenir la cardiopatía en fases más avanzadas de la vida.
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Sin parar |
Efectos sobre los huesos y las articulaciones
El ejercicio ayuda a reducir el dolor y la rigidez, y aumenta la flexibilidad, la fuerza muscular, el entrenamiento,
y hace que las personas se encuentren mejor. El ejercicio asimismo ayuda a las personas a perder peso y a mantenerse en el
peso ideal. Los pacientes con artrosis deberían evitar los deportes de alto impacto como el jogging, el tenis, o el squash.
Los tres tipos de ejercicio ideales para las personas con artritis son los que procuran un buen rango de movilidad, un buen
fortalecimiento (resistencia), y los ejercicios aeróbicos. Los ejercicios de fortalecimiento incluyen el ejercicio isométrico
(empujar o estirar una resistencia estática) y los ejercicios de estiramiento, para conseguir fuerza y flexibilidad sin sobrecargar
las articulaciones. Estos ejercicios pueden ser particularmente importantes si la debilidad muscular de las piernas es la
causa de la artrosis, tal y como apuntan algunas investigaciones. El ejercicio aeróbico de bajo impacto también ayuda a estabilizar
y fijar las articulaciones, y puede incluso reducir la inflamación en algunas de ellas. La bicicleta y caminar son beneficiosos,
y la natación o los ejercicios en agua se recomiendan especialmente para las personas con artritis. Un estudio comparó un
grupo de pacientes que seguían un programa de ejercicio aeróbico y de resistencia con un grupo que recibía sólo educación;
el grupo que hacía ejercicio desarrolló menos discapacidad y dolor, y mostró una mejor capacidad para llevar a cabo tareas
físicas. Los pacientes deberían esforzarse en realizar sesiones de ejercicio cortas pero frecuentes bajo la supervisión de
terapeutas físicos o instructores titulados.
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