En el dibujo, abajo a la derecha, podemos mostrarte
de manera sistemática cómo funcionan las diferentes vías de administración de los fármacos en una patología regional como
una artritis.
En la ilustración el punto (a) ejemplifica el
fármaco administrado por vía Oral, el punto (b) por su parte ilustra la administración Anal, como podemos observar el medicamento
se traga o se inserta en el recto y se disuelve directamente en la mucosa gastro-duodenal o rectal y atraviesa el sistema digestivo
hasta el hígado, encargado de metabolizar y sintetizar todos los componentes que entran en nuestro organismo a través de la
ingesta o en dado caso por vía rectal.
De aquí, por tanto, diluido y eventualmente metabolizado, entra
en la vena cava inferior a través del corazón derecho y realiza el ciclo pulmonar del oxígeno y el CO2.
Por último y ya muy diluido alcanza el corazón
izquierdo y se distribuye en la circulación general para entrar en la arteria regional y alcanzar la articulación
afectada.
En cuanto a las vías intramscular e intravenosa,
puntos (c) y (d) respectivamente el fármaco es introducido en la circulación general de un modo más rápido, particularmente
en el segundo caso y con una concentración mucho más elavada, saltando así el filtro hepático y dirigiéndose, siempre
en progresiva dilución hacia el órgano a tratar.
Con el fín de dar una visión más periférica citamos
otras dos modalidades de suministro medicamentoso: la vía endonasal (e), en la que el medicamento se absorbe de un modo
muy rápido por la mucosa rinofaríngea y es inmerso en el torrente circulatorio donde progresivamente se diluye y alcanza el
área a tratar y la vía de administración tópica o cutánea (f), la piel, en cuya superficie se unta el fármaco mezclado
con vehículos que le asisten para llegar a su destino, la única desventaja es una absorción muy lenta y gradual con lo que
sólo una pequeña parte del mismo alcanza el tejido afectado sustantívamente.
Si bien la administración
no digestiva evita el pasaje inicial del fármaco en el sistema homónimo y el hígado en ninguna de las restantes, salvo la
tópica se puede impedir el tránsito por el sistema circulatorio ni la consecuente filtración metabólica pulmonar, renal, dérmica
y aún al final del proceso una última filtración hepática, que, como un laboratorio desecha luego los residuos en
la circulación general, provocando una latencia o permanencia del principio activo del medicamento en dsitintos grados, dependiendo
del fármaco provocando, al paso del tiempo insuficiencias de tipo renal y hepática, tal riesgo depende, directamente de la
toxicidad potencial del fármaco.
En virtud de lo expuesto podemos fácilmente comprender
cómo la patología regional es fácilmente tratable por la vía mesoterápica o mesoterapéutica (g), que como dice Pistor, su
inventor "acerca la terapia al lugar donde afecta la enfermedad" transportando, de modo